Desde Buhovo (Bulgaria) (AFP)

En Bulgaria, la pobreza carcome a la clase media

Aunque Katia, ingeniera, y su esposo Mircho, vigilante nocturno, tienen un empleo, apenas pueden mantener a su familia, al igual que muchos otros búlgaros, a causa del estancamiento económico del país más pobre de la Unión Europea.

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Una mujer anciana enjugándose una lágrima junto a los restos de su casa familiar, destrozada por las inundaciones en Mizia, noroeste de Bulgaria, el 11 de septiembre de 2014 - AFP/AFP/Archivos
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Aunque Katia, ingeniera, y su esposo Mircho, vigilante nocturno, tienen un empleo, apenas pueden mantener a su familia, al igual que muchos otros búlgaros, a causa del estancamiento económico del país más pobre de la Unión Europea.

Para la pareja Koleshev y su hijo, estudiante de música, cualquier gasto imprevisto se convierte en una catástrofe que puede abocarlos a una extrema pobreza.

Casi la mitad de los 7,2 millones de búlgaros, según las investigaciones de la Unión Europea, sufren también las constantes privaciones de Katia y Mircho, así como el temor a lo que pueda depararles el futuro.

"Nuestros ingresos familiares son de 950 leva [485 euros, 542 dólares] y cuando pagamos las cuotas de nuestro crédito en el banco y nuestras cuentas, nos quedan entre 200 y 220 leva" para comer, explica Katia Kolesheva, de 49 años, quien recibe a AFP en su casa de Buhovo, a las afueras de Sofía.

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Un hombre cruza en bicicleta un puente destrozado por inundaciones en la localidad búlgara de Berkovitsa, noroeste del país, el 11 de septiembre de 2014, en unos daños naturales que agravan la pobreza del lugar (AFP/AFP/Archivos)

Katia cuida niños el sábado y Mircho, un pintor de formación de 60 años, da cursos de dibujo tras sus noches de trabajo. Para poder comprar leña este invierno, tuvieron que posponer un mes el pago de su crédito de consumo.

- Cada moneda cuenta -

Y cuando realmente no llegan a cubrir las necesidades básicas, la pareja le pide a su hijo las monedas que gana tocando el violín en las calles por la tarde.

La familia no se ha ido de vacaciones desde hace doce años y Katia se compró su último par de botas "en 2007". Sin embargo, para ella, lo peor "no son las privaciones", sino "la falta de esperanza de que algo cambie".

Las estadísticas hablan de un 10% de búlgaros "muy pobres". En este sentido, los Koleshev forman parte del grupo del 20% de la población considerado como "relativamente pobre".

A finales de 2008, todo se vino abajo cuando la empresa para la que trabajaba Katia, la mayor fábrica siderúrgica de los Balcanes, quebró sin pagar varios meses de salarios atrasados.

Esta ingeniera química gana ahora la mitad en su nuevo empleo en un laboratorio de Sofía.

La categoría de "muy pobres" engloba a desempleados de larga duración, viudas jubiladas y familias numerosas, especialmente procedentes de la minoría gitana (10% de la población).

Por su parte, los "relativamente pobres" son el 8% de trabajadores que ganan el salario mínimo (unos 184 euros mensuales) y aquellos, como Katia, con una interrupción en su carrera profesional.

- Vuelta atrás a 2008 -

¿Por qué Bulgaria no logra, como sus vecinos ex soviéticos, aproximarse poco a poco al nivel de vida de la Europa occidental?

Para el experto Petar Ganev, la respuesta es estructural: la actividad económica y la tasa de empleo son muy bajas y el envejecimiento de la población agrava la situación.

Bulgaria ya era uno de los países más pobres del bloque soviético, pero, mientras que los otros países "empezaron las reformas pronto" tras 1989, los búlgaros perdieron "los primeros siete años con la hiperinflación y el colapso de los bancos", recuerda Ganev.

Las políticas de austeridad impuestas por el FMI en 1996 dieron algunos frutos. Entre 1998 y 2008, hubo una década de crecimiento sin estar acompañada de reformas del mercado laboral, ni de las pensiones o la protección social, explica el analista.

Pero la crisis de 2008 devolvió brutalmente al país a la casilla de salida. Bulgaria perdió un millón de empleos y por el momento aún no se ha restablecido, pese a registrar una tasa de deuda de las más bajas de la UE.

"25 años después del comunismo", la gente "ha perdido la esperanza de que las cosas podían ir a mejor y que podíamos salir de esta situación de privación constante y penuria", asegura Kolesheva.

Para su marido, contar cada céntimo y ahorrar en todo, "forma parte del paisaje búlgaro".




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