Desde París (AFP)

Aumento de sequía e inundaciones debido a las corrientes en chorro

El cambio climático modifica las corrientes en chorro, esos flujos rápidos de vientos en la altura, agravando así los episodios de sequía e inundaciones, según un estudio publicado este lunes.

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Ganado víctima de la sequía en Sokoine, Tanzania, el 16 de marzo de 2017 - AFP/AFP/Archivos
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El cambio climático modifica las corrientes en chorro, esos flujos rápidos de vientos en la altura, agravando así los episodios de sequía e inundaciones, según un estudio publicado este lunes.

"La sequía sin precedentes de 2016 en California, la ola de calor de 2011 en Estados Unidos, las inundaciones en Pakistán de 2010 o la canícula europea de 2003, son todos acontecimientos extremos" recientes, recuerda Michael Mann, principal autor de este estudio publicado en Scientific Reports.

Estos acontecimientos son de tal envergadura que no pueden explicarse solo por el aumento de las temperaturas terrestres. En este caso, hay que contar con el impacto de las modificaciones sufridas por las corrientes en chorro, bajo el efecto del cambio climático.

"Nuestros modelos y observaciones nos han permitido identificar (...) meandros extremos e inusuales de las corrientes en chorro, favoreciendo las anomalías meteorológicas", explicó el investigador de la Pennsylvania State University. "Hay claramente una huella humana" en estos episodios, añadió.

Los movimientos de las grandes masas de aire en altura están, efectivamente, muy relacionados con las diferencias de temperaturas entre el ecuador y los polos.

Ahora bien, a causa del cambio climático, esta diferencia de temperatura se reduce porque el Ártico se calienta más rápido que cualquier otro lugar, mientras que la tierra absorbe calor más rápido que los océanos.

Y esta diferencia mínima entre las temperaturas puede ralentizar las corrientes en chorro hasta el punto de tener un gran impacto en la meteorología, generando así un diluvio incesante o una ola de calor repentina después de días de buen tiempo.

Para demostrar el rol del calentamiento en la perturbaciones de estas corrientes, los investigadores compararon las temperaturas recogidas desde 1870 con los datos de los satélites.

Se vio que la frecuencia de las condiciones que favorecen la desaceleración de las masas de aire creció un 70% desde el inicio de la era industrial, con los grandes cambios observados en los últimos 40 años.

Al ritmo actual de calentamiento global, ligado a los gases de efecto invernadero generados por las actividades humanas, el planeta podría aumentar 4ºC en relación a los niveles de temperaturas de 1850.




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