Comenzó la XXVI Feria Internacional del Libro de Santiago de Chile en la Estación Mapocho y el mismo día de la inauguración me enteré que el país invitado de honor en esta oportunidad era el Perú.
En la ceremonia de apertura se presentó el grupo folklórico Millenium dando cuenta de la belleza de la danza de nuestro país vecino, en una gran variedad de bailes que nunca había visto y cuya alegría y color me conmovieron tanto que hasta el día de hoy no los puedo olvidar.
Y hasta ahora recuerdo que mientras veía el espectáculo pensaba en la vieja rencilla entre peruanos y chilenos por la invención del pisco y me preguntaba de cual de los dos países sería originario el líquido conflictivo.
Más tarde, Harold Alva, amigo director de la editorial peruana Zignos, le pidió a Héctor Hernández Montecinos (poeta, mi mejor amigo y compatriota) les encontrara un buen lugar donde pudiesen hospedarse dos jóvenes escritores del Perú: Florentino Díaz y Róger Neyra, director de la revista Las Sumas Voces.
Los hospedamos en un lugar especial para artistas y fue así como tuve acceso a la revista y quedé gratamente sorprendido con el alto nivel exhibido en su manufactura y contenido, me gustó mucho tener acceso a una diversidad de temas y personajes que de otro modo me habría sido imposible conocer, así que como decimos en Chile me puse la camiseta de Las Sumas Voces y nos concentramos en la misión de transmitir ese hermoso trabajo a cuanta gente fuese posible.
La primera tarea: fotografiarse junto a los chicos para la prensa local, revista en mano.
Segunda tarea: recorrer la feria mientras entrevistaban a Róger y Florentino en el stand de prensa.
Tercera tarea: presentar la revista, para eso se habilitó la sala Ruben Darío de la Estación Mapocho.
El presentador oficial por parte de Chile fue Héctor Hernández Montecinos quien dijo unas bellas palabras que transmitían la sensación que creo a cualquiera le queda en el interior del cuerpo después de conocer y leer la revista.
Pero quienes difundieron el espíritu de la publicación fueron Florentino Díaz y el director de Las Sumas Voces.
Los espectadores estaban emocionados y muy atentos a las palabras e imágenes de la revista que desfilaban sobre la pantalla gigante, y muy atentos también al stand atendido por una bella amiga chilena de los chicos donde se ofrecía una degustación de, nada más y nada menos que: pisco peruano.
Ese día tuve un fuerte dolor estomacal así que no lo probé. Por la noche fuimos a un bar donde Florentino hizo su acto de cuentacuentos y Róger nos obsequió unos luminosos poemas de su primer poemario para una multitud que lo pasó increíble.
Al día siguiente se realizaría el lanzamiento de la revista en el Centro Cultural de España y sería mi turno como presentador.
Por la mañana escribí algo tratando de estar a la altura mística de la revista y no sé si lo conseguí.
El evento se retrasó un poco y mientras esperábamos que terminara de llegar gente me acerqué al stand de degustación a probar el pisco peruano. ¿Tiene coca-cola? le pregunté a quien servía los vasos.
No señor, se toma solo.
Respondí Ok y dejé que me llenaran un vaso. Me fui a sentar a una silla y primero olí y luego me eché el líquido a la boca. ¡Mierda!, pensé, ¡el pisco es peruano! Estaba delicioso.
Me acerqué donde mi amigo Héctor: ¿probaste el pisco?, le pregunté en voz baja. Sí me dijo. ¿Y?, le volví a preguntar sin especificar de qué estaba hablando.
Sin duda es peruano huevón, me dijo, tiene que ser peruano. Sería exagerado decir que escuché voces riéndose de mí al interior de mi cabeza pero finalmente gracias a Las Sumas Voces conocí ese pisco y llegué a darme cuenta de que, independiente de todas las rencillas históricas, el pisco ese estaba delicioso.
Olvidé comentarlo con Róger y Florentino, más que nada porque después del primer vaso procuré apartar una botella para los amigos.
La presentación de la revista estuvo bellísima, con número musical incluido. L
os días siguientes continuamos las actividades difusivas, dando a conocer la revista hasta en los lugares donde íbamos a beber cerveza.
Finalmente los amigos volvieron a su país dejando una estela de recuerdos resplandecientes y con el sello de los personajes de Las Sumas Voces marcado en la piel de quienes pudieron verla-leerla. Todo un éxito.
Debo concluir diciendo que el trabajo mostrado por la revista que dirige Róger Neyra cautivó incluso a los lectores más exquisitos de nuestro país (y lo que puede ser mucho mejor, a muchas de las lectoras más exquisitas también).
Hay que resaltar que ya se está distribuyendo en nuestro país y tiene nada menos como corresponsal al gran poeta Raúl Zurita .
Sólo queda esperar que el río no se seque y que pueda degustar el mejor pisco que he probado hasta ahora, ¿de origen chileno? ¿peruano? da lo mismo, lo importante es compartir la mesa y la botella con los nuevos amigos, nuevos patas, nuevos hermanos: Las Sumas Voces…
Texto: Galo Ghigliotto
Fotografías: Carlos Muller
Galo Ghigliotto, Héctor Hernández, Florentino Díaz y Róger Neyra , poetas peruanos y chilenos unidos.
